—No sé si debamos decírtelo —dudó Ander
No sabía cómo empezar, obviamente yo no conocía a la perfección la manera de comportarse con seres tan violentos.
—No tienen que, supongo que debe ser una de esas misiones clasificadas, ¿verdad? ¿puedo ver su mapa?
—Claro. —estiró la mano para entregármelo caminando hacia donde estaba.
—¿Y tú nave?
—Una falla técnica me obligó a eyectarme, ahora estoy en territorio desconocido, qué bueno que os encontré. —sonreí levemente, aunque lo que dije fuese mentira.
—¿Que nave conduces? — sus preguntas eran cada vez más frecuentes, esperaba poder responder a todas.
El raptor —respondí sin quitar los ojos del mapa, fingiendo como leer estos papiros antiguos—, mi escuadrón realizaba un entrenamiento de rutina cuando una falla en mis motores me saco de rumbo... Bueno, creo que les he quitado mucho tiempo, mejor me iré antes de que anochezca. —la psicología inversa, técnica muy usada entre ellos por lo que no dudé en usarla a mi favor.
—Nosotros vamos en dirección a como vuela el cuervo. —al parecer quiso decir que iban en línea recta—. No tenemos problemas en viajar juntos; además nuestra misión necesitamos muchos ojos vigilando en todas direcciones— nos serían muy útiles otro par más.
Sin darnos cuenta habían pasado 6 horas de caminata por lo que en un momento creyeron ir en dirección equivocada.
—Joder, espero que hallas leído bien el mapa. —acusó Erick a su colega Dani.
—Déjame ver. —le pedí, para que me dejase ver el dichoso mapa.
(¡bang...!)
Un dispara atravesó el mapa agujereándolo; alertando al equipo provocando un sobresalto en todos ellos. Rápidamente nos dimos cuenta de no estar solos, en ese medio camino del lugar exacto donde hallaríamos a los rebeldes.
—¡Cúbranse! —gritaron, llevando un brazo a la cabeza para protegerla, dispersándose por el lugar a toda prisa.
Todos corrieron tras distintas rocas incluyéndome, algunos se ocultaron tras unos árboles otros se tiraron al suelo para evitar el contacto con las balas. Nos venía disparando desde muy lejos parisiense ser francotiradores. El terreno plano y los escases de edificación no mayores a 2 pisos escaseaba, después de todo estábamos en un camino poco poblado, la ciudad estaba a ciento de kilómetros y nosotros casi en medio de la nada, sin embargo, durante todo este tiempo nos estuvieron siguiendo. ¡cómo no nos dimos cuenta! Incluso ni mi tecnología pudo detectarlos... Talvez no estaban solos, los de reconocimiento debieron ocultar sus pasos intencionalmente, no solo para que los rebeldes hicieran el trabajo sucio al acabar conmigo también quería acabar con los terrestres soldados; lo que suponía una amenaza para sus planes.
Sin más alternativa tuve que usar mis sentidos, en este caso usar mi visión capaz de alcanzar grandes distancias con absoluta nitidez; ustedes la podrían comparar con la vista de un águila o búho, superándolos en muchas ocasiones.
El tiroteo no paraba...
A lo lejos capté a dos de ellos trepados en arboles camuflados bajo una máscara de pinturas iguales a la de los árboles, llevan puestos cascos especiales y chalecos antibalas.
—¡Oye!... Toma... —el líder me lanzó una pistola.
—¡Que se supone que haga con esto! —protesté; esa mini arma no detendría el problema por lo que sin más rodé pasando a cubierta a lado de los arboles donde Ander se cubría; tomando parte de su pequeño arsenal eligiendo con rapidez un fusil de asalto, la ametralladora ligera M249, 5,56 mm, también conocida como arma automática de pelotón.
Unos cuantos disparos detuvo el tiroteo.
El silencio y el ambiente lleno de cartuchos de bala tirados por doquier puso tenso al equipo. Caminamos con cautela acercándonos a ellos cada uno con arma en mano.
—Le diste justo en las manos y pies, ¡que tiro! —muy sorprendido comentó Erick
—Inmovilicé las manos y pies dejándolas fuera de conexión con el cerebro, pero con intervención médica aún le pueden servir. —precisé.
No es trabajo mío asesinar terrestres por eso solo le causé un daño leve pero ingenioso de modo que dejé de disparar sin causarle gran daño físico.
—¿Que hacemos con ellos?, aún siguen con vida. —preguntó Dani.
—Dispararles tarado ¿que más? —sentenció Garrett.
—Yo me encargo —ordenó Max, levantando a uno de ellos por el cuello de su ropa para sacarles información— ¡donde están los demás!
—Crees en serio que te lo voy a decir. —dijo con malicia y una perturbadora mirada.
—¡Si, lo harás! o te quedaras con la mitad del cerebro. —sacó su pistola y sin piedad le apunto a la cien.
—A, ¿sí? —Su tono desafiante hiso enfurecer a nuestro paciente líder.
—¡Te lo advierto! —acercó su rostro al de él a modo de amenaza con la vos salida entre dientes emitida desde la garganta acompañada de mucha furia.
Se quedó callado con los ojos fijos en él...
—Si no quiere hablar ¿para que nos sirve?, después de todo vinimos a limpiar la escoria de esta parte, yo lo acabo... —Erick sin temor alguno apuntó fríamente a la cara del rebelde.
—¡No! —desvié la bala.
—¡Que te pasa! —ladró Erick.
—Si lo matas, solo te rebajaras al nivel de un asesino, ¡¿eso es lo que quieres, ser igual a ellos?! —puse en tela de juicio de que lado estaba, arriesgando mi misión,
—¡No te metas Estela! —Interfirió Garrett sujetándome de un brazo a lo que, con un movimiento rápido, volteé el asunto y ahora soy yo quien lo tiene bajo una llave inmóvil y empujando con un brazo su cabeza para evitar que se zafe.
—No recibo ordenes, las doy. —le susurré al oído aplicando más presión en su brazo. Se le calló el arma...
—¡Quieta! —desconfiados por mi comportamiento, apuntaron todos con sus armas excepto Max quien aún sostenía al criminal tras el arco que formaron los otros 3 compañeros en afán de auto protegerse.
—¡Quien rayos eres en verdad! —frenético por saber Dani amenazó dos veces con su arma moviéndola nervioso, pero sin disparar.
Al verme sin salida y por la metida de pata tuve que inventar otra mentira; si me matan no podre advertiros de la invasión por lo que no se me ocurrió de otra que ...
—Soí me envió —dije de pronto—, me pidió que les dijera que quiere a los rebeldes con vida para dar con el jefe de todos ellos.
—¡Mientes! —vociferó Erick, aun atrapado en mi llave.
—¡Silencio! —le causé un leve dolor ajustando en dirección al cielo dejando una pequeña distancia entre el comienzo de su cuello con uno de sus brazos.
—Si realmente Soí te envió porque no nos avisó de tu llegada. —preguntó Max acercándose hacia mí, cubierto por sus compañeros quedando hasta cierta distancia, ya habiendo dejado caer a el rebelde
— porque están a prueba... —espero que se lo crean pensé—. No necesitan asesinarlos — de un bolcillo saque una herramienta extraterrestre parecida a un escáner por lo que no sospecharon su provenir, solté a Erick muy rápido empujándolo a adelante, se tambaleo casi cayendo de cara pero no toco el piso pudo evitarlo; entonces caminé despacio hasta los rebeldes colocando por detrás del cuellos el dicho escáner dejándolos en un estado de letargo o catatónico indefinido, hice lo mismo con el otro y guardé el aparato del tamaño de un celular terrestre de esos de último modelo.
Se quedaron mirando sin saber que hacer...
—¿Humm? Ya pueden dejar de apuntarme. —caminé hacia ellos con intenciones temerarias, bajé con mi propia mano las armas, liberándolos de la tensión.
—¿Que les hiciste? —los ojos se le salían por el asombro cuando preguntó Ander.
—Estado de adormecimiento e inactividad inducida —dije en tono de autómata o robot—, por esto. —saqué nuevamente la herramienta.
—Algunos no vimos viaje a las estrellas —bromeó Max.
—¿que rayos es? —cuestionó Garrett acercándose para ver más de cerca sin poder hacerlo ya que lo guardé muy rápido una vez mostrado.
tecnología muy avanzada para ustedes dije en mi mente...
—Es como un anestésico sofisticado. —expliqué.
—¿De dónde lo sacaste? —miró con ansiedad mi bolsillo, sin obtener respuesta de mi parte para que le mostrara él aparato.
—Vamos quiero echarle un ojo. —suplica juguetonamente.
—Lo siento Garrett, no puedo mostrárselo o prestárselo —los miré con cierta seriedad—, podrían hacer un mal uso de él y no puedo permitir aquello— ajusté los brazos pegándolo a mí para evitar cualquier motín y terminen arrebatándomelo.
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