jueves, 8 de marzo de 2018

INFILTRADA Cap 4 parte 2

—¿Porque no? —pregunta Max mirándome raro, a la vez que se agacha para revisar el pulso de los rebeldes en el suelo.
— lo acabo de decir —repliqué.
—Cómo sea —Erick parecía haber perdido el interés en tan maravillosa tecnología como lo calificaban sus demás colegas, cruzando los brazos mirando a otro lado.
—Eso me vendría bien, cuando tengo que usar un golpe a la cara como anestesia y dormir a mis pacientes —Dani reía.
—¡Ander! Mira tú brazo ¡mierda! ¡Estas sangrando! —o no, con tanto ajetreo descuide la seguridad de uno de ellos—, déjame ver pidió Dani.
—Debió ser la bala perdida que desvié; lo siento Ander no fue mi intención causarte una lesión. —mi vista se posó en el algo culpable por lo que le había ocasionado. Si estuviera en mí forma natural mis sistemas auditivos estarían contraídos hacia atrás expresando mi estado de ánimo.
—Estoy bien, Estela; no te preocupes. —procuró reconfortarme.
Enseguida Dani como buen oficial medico inició su trabajo sacando de su mochila que por cierto cada uno llevaba con distintas cosas según su cargo incluyéndome, pero este no estaba tan abultado como el de ellos. Tomó unas vendas y una pinza sacando la bala sin antes desinfectar con alcohol el metal. Cuando desvíe la bala no había notado a Ander en dirección de la bala, por lo que debía recompensar esta innecesaria lesión, pero...
—Estarás bien, no toco ninguna arteria del brazo, daño un poco el musculo sin embargo no es nada grave. —parece que mi intervención no sería necesaria, o al menos eso creímos cuando Dani dijo aquello.
Debido a todo esto y a los recientes sucesos, decidimos cubrir al par de rebeldes con ramas, un poco de tierra sin enterrarlos, pero lo suficiente para ocultarlos de todo, para que nadie se dé cuenta de sus cuerpos aún con vida; aunque no sé porque alguien vendría a ese sitio si casi ni hay camino definido. Una vez bien ocultas en la última posición que el escáner los había dejado, el vendaje de Ander y seguir caminando dúrate una larga hora decidimos descansar después de todo la noche era evidente. Camina de noche no es favorable ya que es peligroso por toda esa escoria, como llaman ellos, ande suelto.
Nos sentamos juntos a descansar en alguna parte del camino, rodeados de una intensa noche adornada por escasas estrellas. Esta vez fue Garrett quien encendió el fuego para mantener el calor a nuestros cuerpos humanos; es curioso, pero aunque cambiemos de forma, mi especie mantiene las habilidades y la actitud draconiana por lo que al ver la dificultas de Garrett encendido la fogata, decidí ayudarlo fugazmente sin que nadie note una pequeña llamarada salir de mi aliento cuando tomé una ramita astillándola simulando encenderla con algo más, para después acercarla a mi boca y exhalar aliento mínimo de un color violeta intenso. Como somos inmunes al fuego por ser descendientes directos de los dragones a modo de evolución humanoide, el fuego no nos lastima, todo lo contrario, no hace más fuertes; esto hiso que los demás posaran su atención en mí, cuando alejé lentamente la llama encendida en mi mano con madera quemándose hasta estar muy próxima a su intento de fogata para lanzarla en el último instante, viendo cómo se encendía muy fácil alimentada por el viento.
—¿Que? —fingí no saber lo que pensaban.
—¿Que acabas de hacer? —preguntó enfático.
—Pues solo protegí el fuego del aire que lo apagaba, solo eso Max. —disimulé muy mal.
—Ni siquiera te quemaste, si yo hacía eso, seguro que terminaba con quemaduras de tercer grado. —comentó soltando una risa nerviosa refiriéndose a mi anterior respuesta.
—¿Y..., saben quién hará guardia primero? —de la nada interrumpió Ander.
—Tranquilo, tu no serás el primero; de hecho, creo ... —no deje que Garrett terminara la oración.
—No levanten las manos todas a la ves. —dijo en tono sarcástico ya que nadie quería hacer el turno primero, sin embargo, eso no detuvo a Dani para hacer el cometario cómico.
—¡Yo lo haré! montare guardia. —anuncié con énfasis, no sé por qué.
—¿Así? —dudó—. No te estoy subestimando Estela, pero ... ¿sabes? para hacer guardia tenemos que confiar en ti y con lo que paso hace una hora, no sé si deba— Max hiso saber su desconfianza.
Felizmente sabia como de una manera radical y sádica ganarme su confianza... así que.
—Miren esto... —señalé una rama sin filo en la punta—. Esta rama es capaz de atravesar vidrio templado de gran espesor si se le lanza con suficiente fuerza y a la distancia correcta.
—No te creo, es una estúpida rama contra vidrio, es imposible. —afirmó Erick.
Me quede mirándolo y sin aviso lancé dicha rama con tal fuerza en dirección a un árbol con suficiente inclinación para revotar en otra rama, en otra y en otra para terminar en la cabeza del mismo, sin embargo antes de que lo atravesara con un simple movimiento con la mano moviendo a un lado su cabeza evitando la fatalidad; claro que el susto no se lo quita nadie, una leve sonrisa se dibujó en mi rostro al ver los ojos muy abiertos de todos y más aun de Erick; llevando una mano a la parte de la cien cerca del ojo izquierdo, la rama paso a centímetros dejado un calor en su piel por la rapidez ,aunque ni le rosó.
—¡Estás loca, casi me matas! —vociferó él revisando una y otra vez si tenía sangre en el rostro. Sus compañeros se doblaban de la risa por la escena de su compañero.
—Jamás estuviere en peligro. —mi sonrisa apaciguó a la bestia. Fijé mi vista en Max como preguntando si ahora confiaban en mí.
La tenia los dedos de las manos separadas y unidas en la misma posición con la otra algo encorvado hacia adelante como quien lo piensa bien; después de unos segundos se puso derecho y habló como todo un líder.
—Es suficiente para mí —miró a los demás—. ¿y ustedes?
—Igual. —dijeron todos.
El último en dormir fue Ander; miraba las estrellas con aires de soñador...
—¿Alguna vez quisieras ir allá y saber si hay algo más? —preguntó con curiosidad sin dejar de mirar las estrellas que para esa hora habían aumentado.
—¿Algo como que? —hora de un estudio psicológico.
—No sé, ya ves que dicen mucha cosa rara por ahí. —dejó de mirar las estrellas para mirarme a mí con una pequeña sonrisa propias de un niño.
—¿Cómo los extraterrestres? —puse la mesa sobre las cartas, o al menos así creo que se dice, una de las frases humanas. —¿que harías si uno se te presenta, tratando de ayudarlos?
—¿Ayudarnos en que? —su extrañeza en mi pregunta fue visible.
—De una invasi...
— Oohh wueno —bostezó—, es tarde, hasta mañana Estela. —dijo acomodándose, volteando a otra dirección dándome la espalda, echado en el suelo con algunas telas para dormir, misma que usaban sus demás colegas regados por ahí dormitando hace una hora.
¡Rayos...!
—Descansa Ander. —dije resignada.
Superé espere unos segundos, cuando estuvo segura del profundo sueño en el que se habrían sumergido me levante ascendiendo por un rayo hasta mi nave exactamente arriba de nosotros cubriendo cada paso que dábamos.
—¿Cómo va con la misión?, mi reina.
—Bien, he realizado avances considerables; los terrícolas ya son capaces de confiar en mi...
—Que hay con el cambia formas, ¿está funcionando bien?
—¿Porque no lo haría? —respondí con extrañeza.
—Porque puedo ver fallas desde aquí; para empezar, le ha caído uno de esos proyectiles metálicos al cinturón.
—¡No es posible! —dije incrédula—. Haré un diagnóstico de inmediato, un momento. —le pedí a mi lugarteniente visto en la pantalla de la computadora, mientras revisaba el cinturón quitándomelo por un segundo siendo solamente un cinturón nada más; como la atmosfera de la nave puede ser controlada no me dio problema quitarme el cinturón ya que este aparte de llevar herramientas de usos múltiples nos permite respirar en la tierra. Al quitarme el cinturón también cambié de forma a voluntad, ya que para nosotros la forma humana no es muy cómoda.
—Tardaré en repararlo y no puedo dejar mi puesto de vigilante halla abajo; un pequeño error podría costarnos la confianza de los terrestres.
—Mi reina no se arriesgue, ellos no deben hacerle daño, recuerde que nosotros también la necesitamos. —expresó su preocupación.
—Nosé; él no sospecha de ti. —pregunté radicalmente con seriedad parada frente a la pantalla a la computadora.
—Nose preocupe por mí; mi reina, sabe que moriría antes de delatar el plan que tenemos con los humanos. Me preocupa usted, le quedan pocas horas del ADN humano en el cambia formas, ¿que hará al respecto?
—Tendré que pasar las noches en forma Draco y en el día como humana, de esa forma no gastare horas como humana de forma innecesaria.
—Debo irme...—miró a los pacillos—, se acercan unos centinelas enemigos. —presuroso desapareció del foco del monitor o como llamarían ustedes, de la cámara, aunque seri inexacto llamarlo así. Al menos tenía unos aliados dentro de la nave de Dargos, siendo el uno de ellos.
Descendí hasta la tierra por el mismo rayo que me trajo; caminé hasta donde ellos aun dormían, pero ... ¡falta uno! ay no. Desesperada busqué al que faltaba, por fin, venia caminando soñoliento desde, quien sabe dónde.
—¿Dónde estabas? No te vi cuando me levanté. —decía frotándose los ojos por el sueño, era ya media noche, incluso más. ¡Aun no me habido visto del todo, no me había visto en forma Draco como estaba en esos instantes; rayo se está acercando, me desesperaba a cada instante y el cambia formas está fallando; ¡funciona, función! Repetía en mi mente. Angustiada forcé el aparato metamórfico con mi energía... esperando que funcione.

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